Por tanto, la noche os será para que no tendréis visión, excluidos de la luz concedida por el Espíritu de Dios; y os será oscuro que no adivinaréis, no recibiréis ninguna revelación del futuro; y el sol se pondrá sobre los profetas, es decir, el sol de salvación y buena fortuna, y el día se oscurecerá sobre ellos, con las tinieblas del Día del Juicio.

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