Acuérdate de mí, oh Dios mío, acerca de esto y no borres mis buenas obras que he hecho por la casa de mi Dios y sus oficios, por todo lo que se requería observar en relación con la adoración en el templo. Esta no fue una oración de auto-glorificación, sino un testimonio de la gracia de Dios en la vida de Nehemías, y cada creyente no solo puede jactarse correctamente de la posesión de tal gracia, sino también regocijarse por ella a la manera de Nehemías.

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