sino hasta un mes entero, hasta que les salga por las narices, y les sea repugnante, hasta que el solo pensamiento de la carne les daría náuseas; porque habéis despreciado al Señor, que está entre vosotros, y habéis llorado delante de él, diciendo: ¿Por qué salimos de Egipto? El mismo tono en el que se concedió la petición del pueblo debería haberles sonado una advertencia y haberlos llamado al verdadero arrepentimiento.

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