Y la ira del Señor se encendió contra ellos; y se fue. Habiéndolos llamado a cuentas, habiéndolos reprendido por su presunción, el Señor les quitó Su presencia, preparándose para infligirles alguna forma de castigo. Así se interrumpió todo el culto, toda la maquinaria del culto se detuvo. Dios mismo es el Juez entre sus siervos y aquellos que se atreven a oponer sus propias nociones a los preceptos del Señor. Es peligroso desafiar la autoridad de aquellos que tienen la Palabra del Señor de su lado.

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