Y el pueblo habló contra Dios y contra Moisés, no rebelándose abiertamente, sino murmurando contra la guía divina y la dirección de Moisés: ¿Por qué nos habéis sacado de Egipto para morir en el desierto? Porque no hay pan ni agua; y nuestra alma aborrece este pan ligero, el maná. El hebreo resalta el mal humor de la queja: "Porque no hay pan, ni agua, y nuestra alma siente náuseas por este pan miserable". Ellos vieron ante ellos sólo una existencia desesperada, un viaje sin fin por el desierto, que termina en una muerte miserable en medio de los espantosos páramos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad