Y el asna dijo a Balaam: Am. ¿No soy yo tu asno, sobre el que has cabalgado desde que fui tuyo hasta el día de hoy? ¿Alguna vez he tenido la costumbre de hacerte eso? Y él respondió: No. Si la bestia hubiera mostrado una disposición mezquina antes, entonces la actitud de Balaam y el trato que le dio podrían haber estado justificados hasta cierto punto; pero como estaba, tuvo que admitir la justicia de su alegato.

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