v. 16. El sabio teme y se aparta del mal, temiendo su poder y prefiriendo mantenerse a distancia; pero el necio se enfurece, con presunción carnal e insolencia, y está confiado, creyendo tontamente que puede evitar las consecuencias de su necedad pecaminosa, precipitándose salvajemente hacia su propia destrucción.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad