v. 34. Sí, serás como el que se acuesta en medio del mar, hundido en sus profundidades, inconsciente de lo que le rodea, o como el que se acuesta en la cima de un mástil, dormido en la posición más peligrosa, tambaleándose, tambaleándose de un lado a otro, en peligro momentáneo de ser arrojado a las olas.

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