El que da a los pobres, practicando la caridad de la manera correcta, no le faltará, el Señor mismo lo preservará de la miseria; pero el que esconde sus ojos, cerrándolos deliberadamente contra la evidencia de necesidad, en una total falta de simpatía, tendrá muchas maldiciones, a saber, las maldiciones de los pobres a quienes descuida.

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