No seas sabio a tus propios ojos, envanecido con una superioridad imaginada a causa de un posible mayor saber, ya que la sabiduría de este mundo no es esencial ante Dios; Temed al Señor, tal reverencia por Jehová sirve para dejar de lado la propia sabiduría y apartarse del mal, siendo este proceder natural en el caso de un hijo de Dios, para quien toda maldad es indeseable y repugnante.

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