No reprendas al escarnecedor; la advertencia es que no intentes instruir y corregir mientras el escarnecedor esté en su humor de oposición, para que no te odie; reprende al sabio, y te amará; su disposición a aceptar una corrección merecida demuestra la solidez de su sabiduría. Sólo un necio siempre tiene razón; un sabio sabe que errar es humano.

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