Levántate, oh Señor, la habitual apelación poderosa e importuna de David a Jehová, el Dios verdadero; Oh Dios, levanta tu mano, es decir, con el propósito de castigar a los impíos; no olvides a los humildes, abandonándolos, entregándolos a la crueldad de los impíos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad