Quien sea sabio y observe estas cosas, el que tome nota de estos hechos, aproveche el ejemplo de los demás, aunque ellos comprendan la bondad amorosa del Señor, siempre tendrán en mente Sus tratos misericordiosos. Es una lección que no se puede aprender demasiado bien ni repetir con demasiada frecuencia, una lección que todos los verdaderos cristianos tienen ante sus ojos todos los días, para que no olviden su deuda con el Señor y se relajen en Su servicio.

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