porque él, el enemigo principal y representativo, se acordó de no mostrar misericordia, sino que persiguió al pobre y al menesteroso, que ya estaba abatido por el sufrimiento, para matar incluso a los quebrantados de corazón. El carácter mesiánico de este pasaje se ve en la sección correspondiente del Salmo 69, especialmente en los vv. 20-29.

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