Invoqué al Señor en la angustia, cuando estaba en apuros, en tales dificultades que no podía volverse ni a la derecha ni a la izquierda; el Señor me respondió y me puso en un lugar amplio, donde tenía libertad de movimiento por todos lados, donde ya no estaba agobiado y obstaculizado por estar acosado por peligros y enemigos.

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