cuya boca habla vanidad, haciendo declaraciones sin fundamento de verdad, y su diestra es diestra de mentira, puesto que se levanta para jurar en falso. El cuadro completo es el de los poderes del mundo, los enemigos del Señor y de Su pueblo, reunidos para hacer daño a la Iglesia, pero derrocados por la manifestación del poder omnipotente de Dios. Confiando en este hecho, el salmista alza su voz en un cántico de alabanza.

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