El Señor preserva a todos los que le aman, cuya fe encuentra su expresión en el amor y la confianza de un niño en él; pero destruirá a todos los impíos, porque su ira vengativa golpeará a todos los que persisten en su maldad. Habiendo expuesto todos estos maravillosos hechos acerca del Señor, el salmista se ve obligado a resumir su alabanza en una conclusión:

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