Su salida es desde el extremo del cielo, y su circuito hasta los extremos del mismo, mientras completa su curso hacia el horizonte occidental; y no hay nada escondido de su calor, los efectos benéficos de su luz y su calor son sentidos por todas las criaturas. Pero además de esta revelación de Dios en la naturaleza, Él se ha dado a conocer a los hombres de una manera mucho más maravillosa, a saber, en el mensaje de la gracia de Dios en Cristo Jesús, en el Evangelio.

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