Redime a Israel, oh Dios, no solo a David, sino a toda la congregación de creyentes de todos los tiempos y en todas las circunstancias, de todos sus problemas. ¡Que Dios libere a toda la Iglesia cristiana de todos los males de cuerpo y alma, propiedad y honor, y finalmente lleve a todos Sus hijos de este valle de lágrimas a Sí mismo en el cielo!

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