Inclina tu oído a mí, en actitud de la más cuidadosa atención; líbrame pronto, ya que la necesidad era tan urgente. Sé Tú mi Roca fuerte, un pináculo de defensa, por casa de defensa, fortaleza o fortaleza, para salvarme. Esta es la manera humilde, pero audaz y valiente en la que un creyente puede acercarse en todo momento a su Padre celestial.

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