Por esto, todo piadoso, todo verdadero creyente, como un santo a los ojos de Dios, te orará en el tiempo en que seas hallado; porque todos los pecadores creyentes y arrepentidos suplican constantemente al Señor que les conceda Su gracia. Seguramente en los diluvios de grandes aguas, cuando Dios en su ira dispensa sus juicios, no se acercarán a él; los justos se librarán de tales manifestaciones de la ira de Dios, siendo todas sus tribulaciones meros castigos misericordiosos en la mano de Dios. Con esta seguridad, David y todos los creyentes que están con él oran,

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