Escuchen la voz de mi clamor, su clamor fuerte e insistente de ayuda, mi Rey, el Gobernante especial de Israel, y mi Dios, por cuya protección David suplica, esperándolo con toda confianza; porque a Ti oraré, siendo esa la actitud apropiada del cristiano en todo momento, y especialmente cuando se acerca al Señor en adoración.

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