Porque no fue un enemigo el que me reprochó, ya que en el caso de un adversario abierto la situación no habría sido tan grave ; entonces podría haberlo soportado, porque uno no espera otro tratamiento de un enemigo abierto, uno soporta su hostilidad; tampoco fue el que me odiaba el que se magnificó contra mí, buscando llevar a cabo planes impulsados ​​por una falsa ambición; entonces me habría escondido de él, un camino que él no podría seguir con respecto a un enemigo secreto y traicionero, contra quien nunca se sabe cuándo atacará.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad