Pero tú, oh Dios, los harás bajar a los falsos amigos al pozo de la destrucción, al pozo o al fondo del sepulcro, presa de una muerte no deseada; los hombres sanguinarios y engañosos, que se deleitan en la traición y la violencia, no vivirán la mitad de sus días, no vivirán la mitad de lo que las condiciones ordinarias parecen justificar. Pero confiaré en ti, los creyentes de todos los tiempos se unirán a él en esta confianza implícita en Dios.

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