Porque Tú, oh Dios, nos has probado, como un ensayador prueba el mineral en busca de metales preciosos; Nos has probado como se afina la plata, arrojándolos, por así decirlo, en un horno de fundición o en una olla, para quitar toda la escoria adherida a ellos por los sufrimientos dirigidos por Él.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad