Porque él librará al menesteroso cuando clame; también al pobre y al que no tiene ayuda. Tiene compasión de la pobreza espiritual y la miseria, de nuestra debilidad y desamparo; Él salva a los necesitados por su gracia. Cuando nuestros corazones han sido aplastados por los golpes de la Ley, cuando nuestras almas se inclinan hasta el suelo por la comprensión de nuestra pecaminosidad, entonces Él nos consuela con la belleza de Su Evangelio.

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