Haznos volver, haciéndolos volver, librándolos de toda la miseria con que estaban luchando, oh Dios, y haz resplandecer tu rostro, en la gloria de su bondad amorosa y tiernas misericordias; y seremos salvos, siendo este el estribillo cantado por la congregación de los creyentes para su propio consuelo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad