Porque mil años ante Tus ojos no son sino como ayer cuando pasó, el Dios eterno, para quien, estrictamente hablando, el tiempo no existe, los considera nada más que un momento que desaparece, y como una vigilia en la noche, como la tercera parte de la noche, que, incluso en la comodidad de los hombres, pasa desapercibida; porque durante el sueño se pierde la conciencia del paso del tiempo. Todo el tiempo terrenal no existe para el Dios eterno; Él es exaltado por encima de todos los cambios de los hombres insignificantes.

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