Luz se siembra para los justos, como semilla que siempre brotará y brotará y dará fruto, no importa cuán mala sea la temporada, y alegría para los rectos de corazón. A pesar de los días oscuros que se encuentran de vez en cuando, la luz del Evangelio de la misericordia de Dios sigue brillando sobre los creyentes, dándoles la felicidad que supera cualquier satisfacción terrenal. Por tanto, el salmista insta una vez más, en conclusión:

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