11. Se ha sembrado luz para los justos. Confirma la verdad que acaba de avanzar y anticipa una objeción que podría presentarse contra ella. Hemos visto que el pueblo del Señor a menudo es tratado con la mayor crueldad e injusticia, y parece ser abandonado a la furia de sus enemigos. El salmista nos recuerda nuestro aliento de que Dios, aun cuando no entregue inmediatamente a sus hijos, los defiende con su poder secreto. (104) En la primera cláusula del verso hay una doble metáfora. Por luz se entiende alegría o un tema próspero (según una fraseología que es común en las Escrituras), ya que la oscuridad denota adversidad. La última metáfora de la siembra es bastante más difícil de entender. (105) Algunos piensan que la alegría se siembra para los justos, como semillas que, cuando se arrojan al suelo, mueren o yacen enterradas en la tierra un tiempo considerable antes germina Esta idea puede ser buena; pero, tal vez, el significado más simple de las palabras es el siguiente, que aunque los justos pueden ser casi expulsados ​​del mundo e incapaces de aventurarse en público y ocultos a la vista, Dios extenderá su alegría como semilla, o sacar a relucir la luz de su alegría que se había encerrado. La segunda cláusula del versículo es una exégesis de la primera luz, que se interpreta como una alegría, y los justos como los rectos de corazón. Esta definición de justicia es digna de notar, que no consiste en una mera apariencia externa, sino comprende la integridad del corazón, se requiere más para constituirnos justos ante los ojos de Dios que simplemente mantener nuestra lengua, manos o pies lejos de la maldad. En el verso final exhorta al pueblo del Señor a la gratitud, que mirando a Dios como su Redentor, deben llevar una vida que corresponda a la misericordia que han recibido, y descansar contentos bajo todos los males que encuentran, con la conciencia de que disfrutan de su proteccion.

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