Exalte al Señor, nuestro Dios, dándole el honor debido a su majestad y poder, y adore en su monte santo, en el monte donde se reveló a sí mismo, es decir, en el Nuevo Testamento, dondequiera que venga a los hombres en su evangelio, en su gracia y verdad; porque el Señor, nuestro Dios, es santo, nuevamente el enfático: "Porque santo es Jehová, nuestro Dios". Ese es el cántico de alabanza que los cristianos cantan en honor de su Mesías y Rey, el mundo tres veces santo sin fin.

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