En aquel día tú, el Israel restaurado, la Iglesia del Nuevo Testamento, no te avergonzarás de todas tus obras en las que te rebelaste contra Mí, no habiendo más ocasión para tal sentimiento; porque entonces quitaré de en medio de ti a los que se regocijan en tu soberbia, a los malvados y blasfemos que el profeta había descrito al principio del Capítulo, y no te volverás más altivo a causa de mi santo monte, toda jactancia. y el orgullo se elimina a favor de una sumisión mansa y humilde al reino de misericordia de Jehová.

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