En ese día, dice el Señor, heriré a todo caballo con asombro, de modo que tímido de terror, ya su jinete con locura, todas las fuerzas guerreras se encontrarán perdidas para llevar a cabo sus malvados propósitos; y abriré Mis ojos sobre la casa de Judá, con Su cuidado protector, y heriré a todo caballo del pueblo con ceguera, para que las fuerzas hostiles no puedan encontrar su camino.

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