Sacrificio y canto

2 Crónicas 29:25

Entre los sacrificios habituales que siguen a la purificación, el holocausto ocupaba un lugar destacado, como expresión de una devoción sincera y completa a Dios. Note que cuando comenzó el holocausto también comenzó el cántico. El autosacrificio y la entrega del corazón y la vida a Dios siempre conducen al gozo. Primero la limpieza, luego el perdón y la eliminación del pecado, y finalmente la reconsagración a Dios, tales son los pasos inevitables que conducen al alma desde las profundidades de la depresión al gozo de la salvación de Dios.

Es la vida ensimismada y autosuficiente la que es miserable. Note cuán contagioso es el gozo de Dios. De Ezequías se extendió a su pueblo y condujo a la elevación de toda la nación. Es interesante saber que este feliz estallido de fervor religioso surgió de una preparación divina, que durante mucho tiempo había estado trabajando por debajo de la superficie de la vida nacional.

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