"Él es su luz eterna"

Isaías 60:15

¡Qué delineación tan gráfica se presenta en estas palabras de los privilegios de la vida consagrada! El Poderoso de Jacob se convierte en su Salvador. A partir de entonces, asciende constantemente en la escala de la experiencia, cambiando el período de la piedra por el del hierro, del hierro por la plata y del bronce por el oro. La ansiedad y la depresión son seguidas por largos y felices años de plenitud y alegría. Violencia y destrucción, que, como vándalos, talados y quemados, son reemplazados por salvación y alabanza. El Señor se convierte en luz eterna, y los días de duelo se terminan.

No creas que una experiencia así es demasiado buena para durar y tan hermosa que debe ser evanescente. Cuando una vez que se rompe el amanecer de la perfecta entrega y aceptación, no hay puesta de sol, no hay cielo en sombras, no más tristeza o llanto, no más angustia o desesperanza. ¡La herencia es para siempre! ¡La rama siempre está verde! ¡La nación fuerte está destinada a no volverse nunca más pequeña!

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