Salmo 23:1-6

1 Salmo de David. El SEÑOR es mi pastor; nada me faltará.

2 En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce.

3 Confortará mi alma y me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

4 Aunque ande en valle de sombra de muerte no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo. Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

5 Preparas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios. Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del SEÑOR moraré por días sin fin.

el canto del buen pastor

Salmo 23:1

Un descanso sabático respira a través de este salmo, el favorito de los niños; mientras que el más antiguo y más sagrado confesar que toque una experiencia que todavía se encuentra ante ellos. Aquí no hay contienda, no hay miedo, no hay denuncia ni autovindicación.

A Jehová se le representa como el Pastor, el Guía y el Ejército de Su pueblo. Se nos enseña a pensar menos en nuestra actitud hacia Él y más en Su responsabilidad hacia nosotros. El rebaño no guarda al pastor, pero el pastor guarda al rebaño. Aparta la mirada de ti mismo y confía en Él con todo, en todo y para todo.

Deje que Dios se ocupe de sus deseos. No necesitas nada fuera de Él. Sus pastos son "hierba tierna"; Sus aguas, "aguas de reposo". Nos refresca cuando estamos agotados; cura cuando está enfermo; restaura de vagar; conduce por sendas rectas, aunque empinadas; nos acompaña al valle con garrote para nuestros enemigos y cayado para los pozos; extiende nuestra mesa en medio del odio; y protege nuestro trasero con los ángeles gemelos, ¡bondad y misericordia!

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