Salmo 52:1-9

1 Al músico principal. Masquil de David cuando Doeg el edomita fue y le informó a Saúl diciendo: “David ha ido a la casa de Abimelec”. ¿Por qué te jactas, oh poderoso, de la maldad contra el piadoso? Todo el día

2 tu lengua maquina agravios; como navaja afilada produce engaño.

3 Has amado el mal más que el bien; la mentira, más que el hablar justicia. Selah

4 Has amado toda palabra perversa; oh, lengua engañosa.

5 Por eso Dios te derribará para siempre; te aplastará y te arrancará de tu morada. Él te desarraigará de la tierra de los vivientes. Selah

6 Los justos lo verán y temerán. Se reirán de él diciendo:

7 “¡Vean al hombre que no puso a Dios como su fortaleza sino que confió en sus muchas riquezas y se refugió en su maldad!”.

8 Pero yo seré como un olivo verde en la casa de Dios; en la misericordia del SEÑOR confiaré eternamente y para siempre.

9 Por siempre te daré gracias por lo que has hecho. En presencia de tus fieles esperaré en tu nombre, porque es bueno.

el jactancioso y el confidente

Salmo 52:1

La inscripción de este salmo describe su origen. El contraste que presenta está lleno de instrucción. El impío es a menudo un hombre valiente en la estimación del mundo. Se jacta de la travesura; su lengua se parece a la navaja, que inflige heridas agudas y profundas; sus palabras devoran reputaciones, paz familiar y almas.

¡Qué contraste presenta el creyente humilde que confía, no en la riqueza que se desvanece, sino en la misericordia de Dios que permanece para siempre! Salmo 52:1 . A medida que las aceitunas crecían alrededor del humilde santuario del bosque en Nob, donde tuvo lugar la tragedia que provocó este salmo, y fueron santificadas por el santuario que rodeaban, el creyente crece y está seguro en la comunión amorosa con su Amigo Todopoderoso.

Estemos entre los árboles de hoja perenne de Dios, obteniendo nuestro alimento de Él, como las raíces se introducen en el rico molde. El salmista está tan seguro de la vindicación y tan seguro del derrocamiento de la maldad que celebra la interposición de Dios antes de que tenga lugar, y la considera ya cumplida.

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