Salmo 63:1-11

1 Salmo de David, compuesto cuando estaba en el desierto de Judá. ¡Oh Dios, tú eres mi Dios! Con diligencia te he buscado; mi alma tiene sed de ti. Mi cuerpo te anhela en tierra árida y sedienta, carente de agua.

2 Te he contemplado en el santuario para admirar tu poder y tu gloria.

3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán.

4 Por eso te bendeciré en mi vida y en tu nombre alzaré mis manos.

5 Como de sebo y de gordura se saciará mi alma; mi boca te alabará con labios de júbilo.

6 Cuando en mi cama me acuerdo de ti medito en ti en las vigilias de la noche.

7 Porque tú eres mi socorro, bajo la sombra de tus alas cantaré de gozo.

8 Mi vida está apegada a ti; tu mano derecha me sostiene.

9 Los que buscan mi alma para destruirla caerán en las profundidades de la tierra.

10 Los destruirán a filo de espada, y serán la porción de las zorras.

11 Pero el rey se alegrará en Dios. Será alabado cualquiera que jura por él, pero será cerrada la boca de los que hablan mentira.

el alma anhelante abundantemente satisfecha

Salmo 63:1

Desde el siglo III este ha sido el canto matutino de la Iglesia. La inscripción nos dice que fue escrito en el desierto de Judá, probablemente durante los eventos registrados en 2 Samuel 15:23 ; 2 Samuel 16:2 ; 2 Samuel 17:16 .

Note las muchas referencias a la vida del alma. ¡Estas son las muchas consideraciones de nuestro peregrinaje mortal! Mi alma tiene sed; mi alma anhela; mi alma quedará satisfecha; mi alma te sigue con ahínco.

El alma sedienta, Salmo 63:1

Estemos alerta para ver el poder y la gloria de Dios, no solo en el santuario, sino en tierras secas y sedientas. ¡Qué triste y cansada es la vida sin Dios!

El alma satisfecha, Salmo 63:5

Desear a Dios es tenerlo. Anhelarlo es estar en la boca del pozo. Recordarlo en la cama nos hace descansar. Meditar en Él en la noche es tener el amanecer. La sombra de sus alas es absoluta seguridad.

El alma en persecución, Salmo 63:8

Dios siempre está frente a nosotros. El Salvador fue antes; debemos seguir Sus pasos, pero debe haber el menor espacio posible entre nosotros. ¡Otro giro del camino y lo verás!

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