Salmo 92:1-15

1 Salmo. Cántico para el día sábado. Bueno es alabar al SEÑOR, cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo.

2 Bueno es anunciar por la mañana tu misericordia y tu verdad en las noches

3 con el arpa de diez cuerdas y la lira, con el tono suave del arpa.

4 Ciertamente me has alegrado, oh SEÑOR, con tus hechos; grito de gozo por las obras de tus manos.

5 ¡Cuán grandes son tus obras, oh SEÑOR! Muy profundos son tus pensamientos.

6 El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto:

7 que los impíos brotan como la hierba, y que todos los que hacen iniquidad florecen para ser destruidos para siempre.

8 Pero tú, oh SEÑOR, para siempre eres el Altísimo.

9 Porque he aquí tus enemigos, oh SEÑOR; porque he aquí, tus enemigos perecerán. Serán dispersados todos los que hacen iniquidad.

10 Pero tú enaltecerás mi poder como el de un toro salvaje, y sobre mí verterás aceite fresco.

11 Mis ojos mirarán sobre mis enemigos; mis oídos oirán de los malhechores que se levantaron contra mí.

12 El justo florecerá como la palmera; crecerá alto como el cedro en el Líbano.

13 Plantados estarán en la casa del SEÑOR; florecerán en los atrios de nuestro Dios.

14 Aun en la vejez fructificarán. Estarán llenos de savia y frondosos

15 para anunciar que el SEÑOR, mi roca, es recto y que en él no hay injusticia.

Alegría y crecimiento

Salmo 92:1

La inscripción alude a la idoneidad de este salmo para el día de reposo. Salmo 92:1 contiene la declaración general de la conveniencia de la alabanza y la acción de gracias. Salmo 92:4 sugiere que la obra de Dios en la creación, la providencia y la gracia debe provocar una acción de gracias perpetua; pero que los pensamientos y propósitos que los subyacen son demasiado profundos para que podamos comprenderlos.

Aquí se mencionan dos clases de hombres: los brutales y malvados, Salmo 92:6 ; los siervos de Dios, Salmo 92:10 . Los primeros son como la hierba, que pronto madura hasta la madurez y luego se corta; estos últimos son como la palma y el cedro.

No hay parte de la palma que no se utilice de alguna manera. El cedro es uno de los árboles vivos más grandes. Mil años no es una duración infrecuente, y su fibra es prácticamente incorruptible.

El testimonio de un santo anciano de la fidelidad de Dios es muy delicioso. Cuando Charles H. Spurgeon era joven, predicaba sobre este tema en el púlpito de su abuelo. A mitad del sermón, el veterano hombre de Dios avanzó hacia el frente y dijo: “Mi nieto está predicando lo que ha leído y oído; pero he probado durante ochenta y cuatro años que Dios es fiel a sus siervos y fiel a su Palabra ".

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