Llegamos ahora a la segunda mitad del Libro, que consta de visiones, con sus interpretaciones, otorgadas a Daniel a través de tres reinados. Durante el reinado de Belsasar se le concedieron dos visiones, que constituyen la luz profética de ese período en particular.

El primero de ellos era de cuatro bestias que se levantaban del mar, el último de los cuales tenía diez cuernos. En medio de ellos se levantó otro que los destruyó. La visión luego se convirtió en una visión del establecimiento de tronos y la aparición de la gloria de Aquel que venció a las bestias y recibió dominio y gloria, y un Reino.

Estas visiones turbaron a Daniel, pero se le dio una interpretación, primero en términos generales. Las bestias simbolizaban cuatro reyes, y la visión final indicó que los santos del Altísimo recibirían y poseerían el Reino por los siglos de los siglos. Se le concedió una interpretación particular del significado de la cuarta bestia y los cuernos, y nuevamente se declaró que el valor máximo era el establecimiento de la verdad del gobierno de Jehová y el establecimiento definitivo de Su Reino sobre todos los demás. . Todo el asunto turbó al profeta, pero lo guardó en su corazón.

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