La siguiente profecía trataba en última instancia del único Pastor. Comenzó con una acusación de los falsos pastores a través de los cuales todas estas cosas malas le habían sucedido a la gente. Su pecado había sido que se habían ministrado a sí mismos. Al alimentarse y vestirse, no habían alimentado a las ovejas, ni habían atendido a los enfermos, a los enfermos, a los quebrantados y a los necesitados. El resultado del fracaso de los pastores fue que el pueblo se dispersó y se convirtió en presa de las bestias del campo. Por todo esto, Jehová estaba en contra de los pastores y libraría a las ovejas.

Esa liberación el profeta luego describió en un lenguaje lleno de belleza. Jehová dijo: "Yo mismo, yo mismo, buscaré ... y buscaré ... y libraré ... y los sacaré ... y los reuniré ... los traeré ... y los alimentaré ... y haz que se acuesten ... y vendar ... y fortalecer ".

Continuando con el mismo mensaje, el profeta procedió a declarar que la acción de Jehová no sería simplemente entregar, sino también gobernar. En las palabras llenas de gracia que declaraban el cuidado de su pastor, la última declaración fue: "Los alimentaré en juicio". Eso se explica en el siguiente párrafo, en el que se manifiesta la discriminación y administración de Jehová, en que Él juzga entre ganado y ganado, y evita que los fuertes pisen el pasto para daño de los débiles.

Finalmente, estaba la misericordiosa y gloriosa promesa del único Pastor, para cuya descripción el profeta tomó prestado el nombre del rey que había realizado más perfectamente en la historia del pueblo el propósito de Dios. En el cumplimiento de los tiempos apareció el único Pastor, y en un misterio de iniquidad, las ovejas que él quería recoger lo arrojaron a las bestias. Los hombres de Israel, "crucificaron y mataron por manos de malvados", y han sido esparcidos más extensa y terriblemente que nunca.

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