El comienzo de este capítulo (versículos 44: 1-5) contiene la misericordiosa promesa del derramamiento del Espíritu de Dios, y una descripción de la bendición de refrigerio y renovación que vendrá a Israel, y la consiguiente influencia sobre otras personas. .

En este mensaje, el poder de Jehová se compara con el de los ídolos. Jehová comienza declarándose a sí mismo como el primero y el último, el único Dios, conociendo, declarando y designando. Debido a que estas cosas son así, se hace un llamamiento a la gente para que no tema. Luego sigue un pasaje notable que expone la locura de la idolatría. Los que hacen la imagen esculpida son vanidad, y su trabajo es inútil.

Con fina sátira, se describe todo el método. Los hombres ponen su fuerza en modelar un ídolo de metal y, sin embargo, tienen hambre y no hay quien los alimente. Otros trabajan en madera, haciendo dioses con los residuos que no se queman. Todos son tan ciegos que no ven la locura de su proceder. Israel está llamado a recordar y volverse a Jehová, quien es el Dios de redención y también el Dios de la creación.

El cuarto mensaje (versículos 44: 24-28) es breve y, sin embargo, expone majestuosamente el poder de Jehová. Él es poderoso en el ámbito material, gobierna en la moral y avanza hacia la restauración de Su pueblo, designa a Su siervo y declara Su propósito.

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