Continuando, el Profeta se ocupó de los problemas de la restauración. Primero describió la restauración de la ciudad. Después de afirmar el antiguo amor de Jehová por Su pueblo, predijo la edificación de la ciudad y la plantación de "viñedos en las montañas de Samaria", procediendo a describir el regreso a la ciudad y al país del pueblo arrepentido. Luego se volvió a las naciones circundantes y les declaró el hecho de que Jehová había redimido y redimido a Jacob, predijo su prosperidad y regocijo, y la satisfacción absoluta con la que los llenaría.

El siguiente movimiento habla de la desaparición del dolor. El profeta primero describió ese dolor y luego pronunció la promesa de Jehová que tenía la intención de calmar el dolor y contener las lágrimas. Puso en boca de Efraín el lenguaje que indicaba su sentido del significado de su castigo, declaró su arrepentimiento y volvió a afirmar la memoria de Dios sobre él y la determinación de tener misericordia de él. Luego intervino en el poema con un llamamiento urgente a la gente para que dejaran de caer en el camino de la restauración de Dios.

Retomando la canción, celebró la nueva alegría que se apoderaría de la gente en el día del regreso. Sería satisfacción con el gobierno y la administración divinos. Todos los proverbios que parecían reflejarse en Jehová serían abandonados. Luego describió el nuevo pacto a partir del cual surgiría el nuevo contentamiento. Ya no sería como el externo hecho con los padres, sino espiritual e interno, y basado en un conocimiento íntimo de Jehová.

El último movimiento del cántico consiste en la declaración del profeta del juramento de restauración en el que Jehová apeló a las señales en los cielos y repitió Su promesa de liberación.

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