Los mensajes de Jeremías al pueblo elegido prácticamente terminaban con el último capítulo. Antes de llegar a sus mensajes sobre las naciones circundantes, tenemos la breve historia que se cuenta en este capítulo de la palabra especial que se le encargó que hablara a Baruc cuando escribió sus palabras en un libro en el cuarto año de Joacim.

Una lectura de este mensaje hace evidente que este fiel aliado del profeta se había deprimido. Si este mensaje le fue entregado en el cuarto año de Joacim, evidentemente fue antes de que se escribiera el libro y se leyeran las palabras. Su lamento sugiere que estaba deprimido por las circunstancias en las que vivía, y la palabra que Jeremías recibió el encargo de que le hablara, encargándole que no buscara grandes cosas para sí mismo, nos llevaría a suponer que el énfasis en su lamentación es para ser colocado en la palabra "yo" - "Ay de mí ahora.

"Evidentemente se había sentido abrumado por los dolores de su pueblo, y había esperado hacer algo para librarlos. En su aspiración había algo de egoísmo. Sin embargo, había sido sincero, y por lo tanto una palabra de reprensión y consuelo era Se le recordó el derecho de Jehová a tratar con el pueblo como mejor le pareciera; pero también se le prometió protección en las circunstancias difíciles. Una palabra como ésta lo prepararía para escribir las palabras de Jeremías y la lectura de los que cayeron en su suerte.

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