Este capítulo, sin duda, añadido más tarde por el escritor, es una revelación o manifestación del Cristo resucitado. Aquí se le ve interesado en sus discípulos y atendiendo sus necesidades inmediatas, y eso a pesar del hecho de que habían vuelto a pescar, aunque les había ordenado que se quedaran hasta que fueran investidos con poder de lo alto.

En toda la historia del trato de nuestro Señor con sus propios discípulos, nada es más exquisito que este relato de la paciencia y la fuerza de su trato con Pedro. Habló con Pedro a esa hora de la mañana y le dio su comisión y la de la Iglesia en comunión con él. Debían salir al mundo, apacentando los corderos, pastoreando las ovejas y apacentando las ovejas. Además, hay un toque de interés humano en Su reprensión a Pedro por intentar descubrir la voluntad divina con respecto a otro hombre.

El libro termina con la declaración, Hay también muchas otras cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran cada una, supongo que ni siquiera el mundo mismo debería contener los libros que deberían escribirse ". Nos encontramos en presencia de las eternidades desconcertantes, y al final nos sorprende así reconocer las infinitudes que se han condensado en la vida y las actividades de una Persona a quien podemos mirar, a quien podemos escuchar. y, sin embargo, quien siempre desafía a cualquiera a decir lo que se ha de decir acerca de Él.

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