Esta es una exhortación de los padres contra la impureza. Se expresa con palabras de gran delicadeza y belleza, pero no por ello menos urgente y penetrante. Reconoce una de las tentaciones más sutiles y naturales que probablemente asalten la vida de los jóvenes y la expone a la luz de la verdadera sabiduría, que comienza en el temor de Jehová y se expresa en un reconocimiento perpetuo de Él. El atractivo de la mujer extraña se describe vívidamente, pero se pone en contraste inmediato con la cuestión de ceder a él.

Es un cambio de la miel al ajenjo, de la suavidad del aceite al filo de una espada, del camino de la vida al camino de la muerte. La morada de la mujer debe ser evitada, no sea que el remordimiento de los que desobedezcan se convierta en parte del alma. La parálisis causada por la impureza se sugiere en el consejo de que las alegrías ideales de la relación matrimonial deben verse irremediablemente empañadas por toda complacencia pecaminosa.

Aquí, como en todas partes, la sabiduría consiste en reconocer que la vida humana está siempre bajo la observación y dentro del gobierno de Jehová. Ese gobierno asegura la toma de los malvados con las cuerdas que tejen con sus propios pecados. La impureza de conducta puede parecer de textura sedosa en su atractivo. Se convierte en un cable duro e inflexible cuando ata la vida en la esclavitud.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad