Salmo 25:1-22

1 [1] Salmo de David. A ti, oh SEÑOR, levantaré mi alma.

2 ¡Dios mío, en ti confío! No sea yo avergonzado. No triunfen sobre mí mis enemigos.

3 Ciertamente ninguno de los que confían en ti será avergonzado. Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

4 Muéstrame, oh SEÑOR, tus caminos; enséñame tus sendas.

5 Encamíname en tu verdad y enséñame porque tú eres el Dios de mi salvación. En ti he esperado todo el día.

6 Acuérdate, oh SEÑOR, de tu compasión y de tu misericordia que son perpetuas.

7 No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis rebeliones. Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh SEÑOR.

8 Bueno y recto es el SEÑOR; por eso él enseñará a los pecadores el camino.

9 Encaminará a los humildes en la justicia y enseñará a los humildes su camino.

10 Todas las sendas del SEÑOR son misericordia y verdad para con los que guardan su pacto y sus testimonios.

11 Por amor de tu nombre, oh SEÑOR, perdona también mi iniquidad porque es grande.

12 ¿Qué hombre es el que teme al SEÑOR? Él le enseñará el camino que ha de escoger.

13 Su alma reposará en bienestar, y sus descendientes heredarán la tierra.

14 El secreto del SEÑOR es para los que le temen; a ellos hará conocer su pacto.

15 Mis ojos están siempre puestos en el SEÑOR porque él sacará mis pies de la red.

16 Mírame y ten misericordia de mí porque estoy solitario y afligido.

17 Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.

18 Mira mi aflicción y mis afanes; perdona todos mis pecados.

19 Mira cómo se han multiplicado mis enemigos, y con odio violento me aborrecen.

20 Guarda mi alma y líbrame; no sea yo avergonzado porque en ti me he refugiado.

21 La integridad y la rectitud me guarden porque en ti he esperado.

22 Redime, oh Dios, a Israel de todas sus angustias.

El sollozo de un gran dolor suena a lo largo de este salmo. Las circunstancias de su escritura fueron las de desolación, aflicción, angustia, dolores de parto, como muestra especialmente la última parte. Sin embargo, el contenido principal es uno lleno de ayuda para todos los que están afligidos. Es mucho más que un lamento que entristece a todos los que lo leen. Es la voz de la esperanza y la confianza, y habla de socorro y fortaleza.

Tiene tres movimientos. La primera (vv. Sal. 25: 1-7) y la última (vv. Sal. 25: 16-22) son oraciones pronunciadas por gran necesidad. El central (vv. Sal. 25: 8-15) es la contemplación y declaración de la bondad de Dios. Así, estructuralmente, el salmo es hermoso. Su gloria central es una revelación de la bondad y la paciencia de Dios (vv. Sal. 25: 8-10). Luego un sollozo en el corazón de todo (v. Sal. 25:11). Inmediatamente un relato de la bienaventuranza del hombre que confía.

Los primeros versículos contienen la oración de un alma angustiada, cuyo pensamiento de Dios se revela en la parte central. Los versículos finales son el clamor ferviente de esa alma a tal Dios, y con tanta confianza se nombran los detalles de la experiencia del sufrimiento.

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