En este gran canto de confianza que lucha a través de las lágrimas por triunfar, tenemos un buen ejemplo de una experiencia que se repite a menudo en la historia de los hijos de la fe. Hay tres divisiones. En el primero (1-8) se manifiesta claramente el doble sentido de la confianza y las pruebas. En el segundo (9-18), la prueba parece por un tiempo casi haber superado la confianza, tan aguda es la conciencia de la misma. En el último (19-24), la confianza ha triunfado por completo y el sentido del cantante es el sentido de perfecta seguridad en el pabellón de Jehová.

En el primero, el alma de la cantante afirma valientemente su confianza y pide ayuda. En el segundo, la afirmación de la confianza está en tiempo pasado y el presente es de prueba y lágrimas. En el último, la confianza es una condición que no necesita declaración formal, sino que se canta en victoria y alegría. En esta canción encontramos las estaciones del alma como las conocemos todas tarde o temprano. Primero, el otoño con sus vientos y nubes acumuladas, pero con luz solar y un fruto dorado, aunque el aliento de la muerte está en todas partes (1-8).

Luego sigue el invierno, barbilla y sin vida, lleno de sollozos y suspiros (9-13). Después de eso, la primavera con su esperanza y expectativa y sus lluvias torrenciales y sol desbordante resplandece (14-18). Por fin el alegre y dorado verano (19-24). ¡Los necesitamos todos para completar nuestro año!

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