"Y la noticia llegó al rey de Nínive, y él se levantó de su trono, se quitó el manto, se cubrió con cilicio y se sentó en cenizas".

La noticia de su respuesta llegó al rey de Nínive. El hecho de que la noticia haya tardado en llegar a él puede sugerir que se encontraba en una de las otras ciudades hermanas en ese momento. Y al escuchar lo que había sucedido, y sin duda el mensaje de Jonás, él también respondió, se levantó de su trono, se cubrió con cilicio y se sentó en cenizas. Si las fuerzas de Urartu estuvieran actualmente en ascenso, podemos comprender por qué un mensaje como el de Jonás podría causar tanto revuelo.

La idea de que Nínive podría ser derrocada bien podría haberse visto como una posibilidad real. Una apelación a los dioses se consideraría entonces como su única esperanza. Pero no se nos da la razón, solo el resultado.

La descripción de 'rey de Nínive' no entra en conflicto con el hecho de que también era rey de Asiria. Hablar de un rey en términos de una ciudad principal era una práctica común (véase, por ejemplo, 1 Reyes 21:1 ; Deuteronomio 4:2 ; Deuteronomio 4:23 , con Deuteronomio 1:4 ; Deuteronomio 3:2 ; Deuteronomio 4:46 ; Jueces 4:17 con Jueces 4:2 ; Jueces 4:23 ). En este caso destacó su estrecha relación con Nínive.

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