"Mi fuerza se ha secado como un tiesto, y mi lengua se ha pegado a mis mandíbulas, y me has metido en el polvo de la muerte".

Su cuerpo había sido endurecido por Su forma de vida, pero ahora toda Su fuerza había fluido de Él. Además del otro dolor, el sol caliente lo había secado, como el sudor se había derramado de su cuerpo, de modo que era como una olla que había sido moldeada en el fuego y a la que se le había quitado toda la humedad, dejando se secó y se agrietó, mientras Su lengua se pegaba a Su boca seca, mientras la muerte persistente lentamente se apoderaba de Él. Aquel que era el Señor de la vida estaba consciente de que su cuerpo pronto se convertiría en polvo a causa de la muerte, una contradicción con su propia naturaleza.

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